Dos narcisos
Sería divertido si en el baño
Richard Powell
“Sería divertido si en el baño hubiera un cocodrilo”.
Richard Powell, Sería divertido si en el baño
El cumpleaños es el peor día del año para un narcisista, porque la normalidad con la que se desarrolla el mundo en la fecha en la que se conmemora el nacimiento del sujeto le demuestra que él no es el centro del mundo; durante los otros días puede disimularlo como solo una persona cuyos pensamientos, decisiones acciones y principios apuntan hacia sí.
Veintiséis días similares al de hoy han ocurrido desde que Clara llegó al mundo, por eso todos los 12 de julio, antes de dormir promete que el próximo año no le dará tanta importancia a este día; sin embargo, desde que empieza su mes favorito del año, sabotea este propósito.
Este año optó por no hacer nada, no esperaría ninguna llamada, ni regalos; no organizaría eventos estrafalarios y procuraría no mencionar esta fecha más de lo necesario. “Este día será solo para mí, voy a hacer todo lo que me gusta cuando estoy sola”, pensó mientras escribía en su agenda una lista de actividades que haría el día siguiente, en su cumpleaños, un día festivo que no está resaltado con rojo en ningún calendario.
Aunque no estaba en la lista, pasó el día con otro narcisista, un ser humano que equivale a ella en versión masculina, alguien que hoy estuvo dispuesto a olvidarse un poco de él y concentrarse en Clara y su cumpleaños. Fue a visitarla desde temprano porque estaba muy cerca de la casa de Clara, necesitaba un lugar donde bañarse y, de paso, pasaría a comprar pantalones y camisas en los almacenes con descuento ubicados en el barrio donde vive Clara.
“No quiero hacer eso”, contestó la homenajeada. En cambio, aprovechó el transporte para ir a una librería, buscar el libro de Powell y seleccionar la cita adecuada. “¡Sería divertido si en el baño hubiera un cocodrilo” leyó Clara; “o en tu cama, un oso”, completó el otro Narciso. “Definitivamente yo quiero un oso en mi cama”, exclamó este hombre con cara de sexo.
Para los inexpertos en la minuciosa taxonomía homosexual ―es decir, la mayoría de habitantes de este planeta― aclaro que la palabra “oso” no corresponde a un panda comebambú, ni a un animal de zoológico; tampoco a sus conocidas representaciones en peluche o gomitas; la categoría oso agrupa a los hombres peludos y gordos ―léase: todo aquel que esté fuera de los estándares de belleza gay masculina―, por quienes mi querido amigo chorrea la baba.
En el momento en que él hizo ese chiste Clara hizo click, entendió que el sol no salió hoy sólo para saludarla por su cumpleaños y que tampoco estaría exenta de mojarse en la lluvia, esperar por su comida o resolver asuntos importantes que no van a esperar a que se acabe este día tan importante. A partir de este cumpleaños esperará tomar duchas normales, en lugar de desear que un cocodrilo la acompañe a bañarse.
Tres minutos antes de que se acabe el día, hace otro click: admite que adora a ese Narciso porque solo él sabe cómo se siente ella todos los 7 de enero, el día que le corresponde a él soplar las velas y pedir un deseo.
12 de julio