Inés traspiés (no) quiere tener tres pies

Inés tres pies
Tessie Solinís y Alejandra Barba

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“Un día se puso a pensar en cómo sería ella si solo tuviera dos pies.
O si no tuviera ninguno”.
Tessie Solinís, Inés tres pies

Inés Traspiés tiene miedo. Inés Trespiés, no. Escondida en sus cobijas, Inés Traspiés imagina qué pasaría si intercambiara su vida con la de su tocaya. Con sus tres pies, la homónima siempre pisa terreno seguro, no conoce las caídas ni la debilidad de carácter; mientras que Inés Traspiés debe este nombre a sus continuos tropiezos, a la cobardía de dar un paso al frente sin las rodilleras y casco necesarios para tan arriesgada empresa. En lugar de explayarse en el relato de la anécdota que le condujo a juzgarse de esta manera tan implacable, Inés Traspiés prefiere preguntarles a Tessie Solinis y a Alejandra Barba si la valentía y verdadera seguridad que exuda Trespiés está acumulada en el tercer pie que Traspiés no tiene. Ella no protagoniza este libro porque a nadie le interesa leer las aventuras de alguien que le tiene miedo al aire después de cierta hora, a la falta de luz, a todo lo que implique salir de su zona de seguridad. A pesar del blindaje, Inés Traspiés teme caerse, besar el suelo y acariciarlo con la sangre que manaría de sus rodillas heridas. Mañana, todas estas palabras serán una farsa. Las lágrimas de niña mimada todavía están muy frescas; y el evento que las causó cuestionó dos aspectos muy importantes en la vida de Traspiés, dos aspectos que ni siquiera se insinúan en Inés tres pies: ella no tiene familia y tampoco alguna responsabilidad laboral. Sabe cuáles son sus destrezas naturales y eso le basta para no esperar ser excelente en todo, ni tener súper poderes para escoger la mejor opción siempre. Inés Traspiés, no. Hoy, a los dieciséis días del séptimo mes del año en curso, Inés se compromete por escrito a deshacerse de la burbuja que la sobreprotege y le impide vivir. Hace un minuto pensó en escribir que estallaría la burbuja con un alfiler, pero recapacitó: una mujercita tan miedosa se aturdiría con el estruendo, y es evidente que andar por el mundo sin el sentido del oído constituye una desventaja, equiparable a tener tres pies, como Inés. Sin embargo, la decisión de arriesgarse a vivir su vida y exponerse paulatinamente (respetando sus capacidades, deseos y prioridades) sigue en pie y más firme que al comienzo de este párrafo. Como Inés Traspiés siente una extraña fascinación por las listas, las dos Inés harán una en la que enuncien los pasos para salir de la burbuja, una desde adentro y su tocaya desde afuera: 1) Aprender a caminar con sus pies para que cometa menos traspiés. 2) Asumir que el espíritu de Inés Traspiés requiere cuidados especiales. 3) Reconocer cuándo alguien más está tomando una decisión que sólo le corresponde a Inés. 4) Sentir miedo sólo por lo que teme Inés Traspiés, no por lo que le asusta a cualquier otra Inés o hija de Inés. 5)…

16 de julio

2 comentarios

  1. Maribel · May 3, 2016

    Que bonito Clara, gracias…. iré por ines…

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